sábado, 28 de abril de 2018

EL CANTO DEL PESCADOR



LA PAZ QUE SE PERDIÓ

POR MANUELITA LIZARRAGA ÁLCARAZ

“EL CANTO DEL PESCADOR...Y DON GILBERTO LUCERO CABALGAN EN LAS BRUMAS DEL TIEMPO”.

• EN MEMORIA DE UN GRAN AMIGO, Y HOMBRE EJEMPLAR, QUE UN 16 DE ABRIL DEL 2000 NACIÓ A LA VIDA ETERNA… Y NAVEGA EN SU BARCA CARACOLA, EN BUSCA DE SU AMADA.

Rodeado de gaviotas y pelicanos...descansaba sus brazos sobre las rodillas, la brisa del mar le pegaba en el rostro, y sus pies los tenía sepultados en las níveas arenas...era semejante a un ídolo viejo...era parte del paisaje sudcaliforniano...bajo su inseparable sombrero blanqueaban sus cabellos, y su faz siempre estaba sonreida como cuando alguien tiene la consciencia tranquila y el deber cumplido, satisfecho de todo lo que le brindó la vida. Contemplaba la inmensidad del mar, y su barca que se mecía al vaivén de las olas.


ERA UN VIEJO PESCADOR....ERA PARTE DEL PAISAJE SUDCALIFORNIANO.

Que mirando en el horizonte buscaba la barca imaginaria donde haría posiblemente el último viaje. Sus labios emitían murmullos que se confundían con el rumor del mar...quizás eran plegarias.

Brotaba de él un extraño rumor era como eco de caracol, parecía zumbido seco, impresionante. Cerca de él podía identificarse el sonido...era el eslabón de varias generaciones, de varias frases..Vibraba como un canto lúgubre decía “voy en mi barca caracola hacía ti océano, voy hacía ti...mi amada me espera con un remanso de paz...llegaré con las olas en la silente noche estrellada para mitigar mis penas”.

Aquel viejo pescador solía perderse...pero luego volvía a su sitial escogido. Oteando la lejanía, ante las miradas de las gaviotas con su alegre trinar decían, que se iba, en su barca de vela, hacía allá donde abundan los peces y las perlas, a platicar con el marlin, a jugar con los delfines, a escuchar las confidencias de los tiburones, los que según él no eran asesinos.

ERA UN VIEJO PESCADOR....ERA PARTE DEL PAISAJE SUDCALIFORNIANO.

Aquel viejo pescador, cuando estaba en tierra, tenía su refugio en una casita inundada de amor donde los tamarindos y los datileros derramaban sus frutos...caminaba por las noches iluminados por los cocuyos...le guiaban las estrellas...era un ser vinculado al mar...podría decirse que parecía prolongación humana del océano.

¿Porque te detienes viajero?, sigue tu camino no te interpongas. Dijo taciturno el pescador. ¿Quien eres tú, que huyes de los humanos?, dijo el viajero. Soy hombre libre que los eludo porque esclavizan, contestó el ser del océano. ¿Tu eres esclavo marinero?, preguntó el caminante. ¡si, lo soy! ¿De quien lo eres?. De dos poderosos señores. Uno es como tú, robusto, altivo, que todo lo arrasa que señorea en el mar. El otro, es brillante, líquido que nos hace soñar que nos mata lentamente. Dijo el pescador.

¿Como te encadenaron?. Nací a orilla del océano, donde las perlas mas finas abundaban y el alimento no faltaba. Allí desde niño supe de las arribazones. Conocí donde nacen y mueren los peces. Yo sé donde están los paraísos marinos. Aprendí a leer y a escribir en las blancas arenas, la brisa del mar, en la luna y las estrellas; así como a descifrar los murmullos del mar, y el alegre susurrar del viento en noches tranquilas y serenas, así como de tempestades, en el marco de bellos crepúsculos y alboradas.

Cuando llegué aquí, el magnificente me contrató para viajar en sus naves...en las silentes noches de invierno no nos calentaba con fuego, nos daba ese Dios blanco y brillante que quema las entrañas, que llena de euforia; así me pusieron las cadenas.

ERA UN VIEJO PESCADOR....ERA PARTE DEL PAISAJE SUDCALIFORNIANO, ENTRE GAVIOTAS PELICANOS EMBARCACIONES Y APEOS DE PESCA.
 Ahora, ya nada es igual. La amplia sonrisa en su noble faz bajo el inseparable sombrero lo distinguía. El Quiqui Lucero, cariñosamente le decían sus amigos y quienes le amaron. Un día como hoy, 16 de abril del año 2000 ante la mirada de las gaviotas, aquel pescador no se vio más en su acostumbrado sitial.

En las alboradas, y en las tardes crepusculares el viento llevará para siempre en el rumor del mar algo que parece decir...voy hacía ti océano...entre la bruma del tiempo navegaré...voy hacía ti amada mía en mi barca caracola llegaré con las olas en las noches silentes de luna, a tu remanso de paz a mitigar mis penas.


ERA UN VIEJO PESCADOR....ERA PARTE DEL PAISAJE SUDCALIFORNIANO

…Por el placer de escribir…Recordar…Y…Compartir…

*Esta crónica fue publicada hace más de 15 años, en los principales medios de comunicación, y con mayor prestigio en la paz….

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