Por Alejandro Barañano
Todo indica que Andrés Manuel
López Obrador se ha propuesto romper
las reglas del viejo sistema político mexicano, y por ello ha jugado con la
idea de encarcelar no a uno, sino a todos los ex presidentes de México con vida
-con excepción de Luis Echeverría
Álvarez- o sea a Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo,
Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.
Pero esa intención del tabasqueño no parece estar alimentada por un deseo de justicia, sino más bien por una urgente necesidad electoral, pues a menos de un año para las elecciones intermedias, su popularidad va en picada ante la falta de resultados de su Gobierno, esto hasta que empezó a revivir los expedientes de corrupción del pasado.
Por ello, y nada más por ello, oficializó su deseo de pedir una
consulta pública para que los mexicanos voten si los ex presidentes antes
mencionados deben o no ser enjuiciados. Es más, tan es un ardid, que hasta
anunció que él votará en contra porque “hay
que mirar hacia adelante”, esto
cuando curiosamente a diario habla del pasado, pero para lavarse las manos
considera que el pueblo es quien tiene que decidir. ¡Habrase visto!
En resumen, Andrés Manuel
López Obrador sale con que el pueblo
es quien debe decidir en una consulta si se enjuicia o no a los ex presidentes;
pero el pueblo ante ello se muestra desinteresado.
Todo este sin sentido nos empuja a la conclusión de que el Andrés Manuel López Obrador quiere repetir en el 2021 aquella campaña
política que operó en el 2018; o sea hacer que la elección sea sobre la
corrupción, pues al hablar de la
corrupción del pasado evita por ende que la elección se vuelva un referéndum en
su contra por el presente que se vive.
Y tiene lógica electoral este asunto, pues si la elección del 2021 es
una evaluación del gobierno de Morena, no
cabe duda que Andrés Manuel López Obrador está destinado a la derrota.
¿Porque? Bueno, porque la
pandemia ha dejado ya cerca de 80 mil muertos, superando ampliamente el
escenario “catastrófico” calculado por el propio gobierno. También la
inseguridad ha dejado 60 mil asesinatos en casi dos años, un arranque peor que
en los sangrientos sexenios de Felipe
Calderón o de Enrique Peña Nieto.
En cuanto a la economía, se prevé que caerá 10 por ciento este año, y el
combate a la corrupción colapsó el día que aparecieron los ya famosos videos su
hermano recibiendo paquetes de dinero, aunque esto lo exoneró a la mañana
siguiente. Por eso muchos están seguros que la consulta para enjuiciar a los ex
presidentes solo es un truco más de los muchos que ha aplicado para distraer la
atención de algunos sectores de la sociedad.
Pero ahora, al validar la Suprema Corte de Justicia de la Nación la
consulta, los ministros dejaron en claro que aunque Andrés Manuel López Obrador
siga alimentando el discurso de que la élite privilegiada del pasado están en
contra de la justicia y de la transformación del país, ellos –me refiero a los ministros de toga y
birrete- le dan pauta al Presidente a
la continuidad del discurso que estaba buscando.
¡Pero ojo! Andrés Manuel
López Obrador no se ha dado cuenta
que si abre la puerta de la cárcel como quiere a los ex presidentes, entonces
pondrá a prueba en su persona una regla del viejo sistema político, esto en
cuanto a que un hombre que ha gobernado con tanto deseo de venganza, que ha
atizado odio y la división para llegar al poder y ejercerlo, podría ser una irresistible
tentación en el futuro para quien llegue a ser su adversario u oponente.
Por eso creo que por el momento no le interesa abrir esa puerta de la
cárcel, sino lo que busca es presentarse ante el electorado como quien la va a
abrir, y así jugar electoralmente con la ilusión de una justicia largamente
anhelada por muchos; por lo que quien
esto escribe, mejor seguirá BALCONEANDO.
. .
No hay comentarios:
Publicar un comentario