miércoles, 15 de julio de 2020

IBARRA: ¡AL MEJOR POSTOR!



BALCONEANDO

Por Alejandro Barañano

En el pasado -todavía hace unos años atrás- los militantes de los partidos políticos estaban perfectamente identificados debido a sus ideas, acciones y convicciones, actitudes y comportamientos.
Recuerdo que estaban los de la derecha, los de ideas conservadoras, allegados a la Iglesia y a los sectores patronales. Al otro extremo estaban los de la izquierda, luchadores sociales, levantadores de la mano cerrada y entonando frases como “éste puño sí se ve” y muchas otras mientras salían a tomar las calles como causa y fin.


En medio de ambos se podían apreciar a los llamados de centro donde históricamente se colocó al partido que durante casi ocho décadas mantuvo hegemonía electoral en este país, y que por conveniencia sus dirigentes lo empezaron a deslizar hasta autocalificarse como de centro-izquierda. Otros se movieron para social-demócratas y así por el estilo.
Hasta que llegó un momento en que se fueron traspasando las delgadas líneas y se comenzaron a mezclar las ideologías y verse como normal que los partidos de izquierda se coaligaran o unieran con los de la derecha, y todo terminó siendo un batidillo que hoy en día se convierte en una auténtica prostitución política.
Y es que los actuales actores políticos ya no distinguen de ideologías, colores, siglas ni credos políticos.
¿Ejemplos? Pues hay muchos, porque así les conviene a sus muy personales y particulares intereses; personajes que se movieron cuales feroces depredadores como el ex diputado federal panista, Ernesto Ibarra Montoya, pero que siempre por su afanosa búsqueda de ser candidato del color que sea se acerca a quienes tanto criticaba para tratar de conseguir su maquiavélico objetivo.
Habría que recordar que buscó a los del Revolucionario Institucional, a los del Partido Verde Ecologista de México, incluso a los Partido del Trabajo cual mero y simple mercenario de la política, vendiéndose como estratega y terminando por convertirse en un “engaña bobos”, y en cuyas recientes apariciones se le había visto de la mano de Narciso Agúndez Montaño sembrando con ello la semilla del odio, rencor y encono, lo que es su muy peculiar especialidad.
Ahora, está en otro lado del espectro político, comienza a buscar acomodarse en el equipo del Movimiento Ciudadano, quizá su última morada partidista que tiene.
Recordemos que Ernesto Ibarra Montoya tuvo una aparición fugaz en Los Cabos hace un par de años, cuando no tuvo empacho en rentarse como vil golpeador de la administración municipal, buscando ayudar al tristemente célebre ex gobernador Narciso Agúndez Montaño para debilitar la figura de Arturo De la Rosa Escalante, y con ello, repuntar la figura de su todavía protector para que éste obtenga de nueva cuenta el Ayuntamiento de Los Cabos.
Pero al final el galeno no consiguió su propósito y perdió toda credibilidad, por lo que Ernesto Ibarra Montoya obtuvo su recompensa y como pago a sus servicios prestados terminó convirtiéndose en un simple mercader de la salud con sus farmacias y hospitales en la zona de Cabo San Lucas.
Ahora, de nueva cuenta aparece en el escenario pero con algo que faltaba por ver: Cobijarse bajo la franquicia de Movimiento Ciudadano; demostrando una vez más que se anda ofreciendo al mejor postor, es decir, que le da lo mismo irse a la derecha, a la izquierda, con los radicales, con los moderados o con quien sea pero que sea el que ofrezca más.
Pero al igual que Ernesto Ibarra Montoya hay varios que se dicen verdes, rojos, amarillos, naranjas, turquesas, azules, blancos y hasta de negro pasado. Por lo que parece que hoy la moda es que no haya distingo de colores, ideologías, siglas o partidos, por lo que parece que vivimos una época de prostitución política y venderse al mejor postor, o sea, al quien les ofrezca más; por lo que mejor quien esto escribe seguirá BALCONEANDO. . .

No hay comentarios:

Publicar un comentario