BALCONEANDO
Por Alejandro Barañano
Está visto que lo más peligroso para las costas y los mares de Los
Cabos y de La Paz no es la llegada de un huracán, sino quienes están al frente
de la Comisión Nacional de Acuacultura
y Pesca en Baja California Sur, la
cual es encabezada por Juan Luis
Rojas Aguilar, el mismo que fue
titular de la Administración
Portuaria Integral en el gobierno de
Leonel Cota Montaño.
Lo anterior lo basó porque esa dependencia en vez de reforzar la
vigilancia en los litorales de las regiones antes mencionadas para detectar la
presencia de embarcaciones externas que depredan los mares de la entidad,
simplemente se hacen como el “Tío
Lolo” dando paso para que pillos
atraquen y sustraigan especies sin ton ni son.
Y para muestra un botón. Ahí está el caso de Armando Naranjo Rivera, quien asegura es un representante de pescadores pero que en
realidad navegando desde aguas muleginas con toda su flota de pangas para
devastar sin pudor alguno de zonas donde existen variedades de escamas, incluso
en espacios considerados como reservas naturales como es el caso de Cabo Pulmo y sus alrededores.
El tal Armando Naranjo Rivera se presenta –para quienes no lo conocen-
como líder de permisionarios o como líder de comunidades pesqueras, pero en
realidad no representan al sector, ya que el nocivo sujeto no hace otra cosa
más que depredar y perjudicar el habitad marino bajo la complacencia de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca en
Baja California Sur,
sobre todo al dejar de aplicar lo único que tiene que hacer, hacer valer la Ley
fuera de las 30 y las 50 millas náuticas.
Esto lo han venido repitiendo una y otra vez los pescadores de la zona
de La Ribera, quienes aseguran que el vandálico
destructor se aprovecha pescando de
miles de toneladas de especies de escamas de las playas de Cabo Pulmo, Agua Amarga, El Sargento, La Ventana, Punta Chivato, Punta
Coyote, ello y a pesar de que con su
actuar casi extinguió el “Pepino de Mar” en aguas del municipio norteño, trayendo
pescadores libres que no eran de aquella región.
¿Pero quién es realmente Armando Naranjo? Bueno, pues habría que recordar que por años se aprovechó de la Confederación Nacional Campesina, en tiempos en que fue diputado local por el distrito XIII y donde por cierto alguna vez tuvo el
sueño guajiro de ungirse como alcalde de su tierra natal, esto cuando presumía
ser un cuadro valioso del Partido
Revolucionario Institucional.
Tan es cierto esto, que fanfarroneaba cínicamente con qué era Consejero Político Nacional de la CNC, además de pavonearse con el cargo de presidente
de la Unión Estatal de Pesca y
Acuacultura, organismo que se supone
tenía una representación nacional y que pertenecía –a decir de Armando Naranjo Rivera- a la Confederación Nacional
Campesina, modo como obtuvo una
serie de beneficios entre permisos y trámites para proyectos productivos al
sector pesquero en Mulegé, tal y como fue el caso de poder capturar en la Laguna de San Ignacio camarón.
Por si faltara algo, Armando
Naranjo Rivera se adjudicó también la
Presidencia del Ejido Alfredo V. Bonfil, donde también se benefició con proyectos
productivos como sucedió con el Borrego
Cimarrón, esto entre otros trámites
y gestiones a su favor en el sector campesino y pesquero.
Ahora bien, de acuerdo con los informes que se ha recabado, la captura
furtiva que viene realizando los malandrines
en pangas que comanda este “bucanero moderno”, son mediante artes prohibidas
para la pesca por las noches, pues de esa manera los depredadores de Armando Naranjo Ribera evitan que se les detecte por parte de los
inspectores de su paisano Juan Luis
Rojas Aguilar. ¡Quihubole!
El pocas palabras, es tiempo de que las autoridades actúen y frenen la
pesca furtiva que viene realizando el forajido mulegino, pues de lo contrario
la situación se complicará cuando oficialmente se inicien las temporadas de
captura y no haya producto, con lo que la economía de los pescadores locales se
verá seriamente afectada y habrá quizá, porque no, hasta estalle un problema
social; por lo que mejor quien esto escribe seguirá BALCONEANDO. . .
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