BALCONEANDO
Por Alejandro Barañano
La diputada federal colimense emanada del Movimiento de Regeneración Nacional, Claudia Valeria Yáñez Centeno, presentó una iniciativa de reforma a
la Ley General de Pesca para
eliminar al pez dorado del listado de especies reservadas en exclusiva a la
pesca deportiva, y esto simple y sencillamente lo hizo con el afán de aperturar
su captura a la pesca comercial.
Ahora bien, de aprobarse la
reforma antes comentada, la flota de la
pesca industrial con sus redes agalleras de hasta 35 kilómetros de longitud,
tendrán luz verde para depredar los mares mexicanos, pues arrasarán no
solamente con el dorado sino con todas las demás especies que comparten el
espacio marino, entre ellas las tortugas,
lobos marinos, vaquitas marinas, delfines y hasta tiburones.
Sobre este tema, tuve oportunidad de dialogar con mi amigo el
jurisconsulto Arturo Rubio Ruiz,
y durante la charla me explicó que aunque
la iniciativa pretexta favorecer a la pesca ribereña, lo cierto es que lleva
dedicatoria expresa en favor de los jerarcas empresarios de la pesca comercial
para que inicien la captura del pez dorado a gran escala.
Pero lo alarmante de todo esto es
que de permitirse la captura masiva del
dorado, su depredación tendría consecuencias irreparables para el ecosistema
marino y no solo para la pesca deportiva, y que de paso cabe la pena aclarar
que la misma es un pilar económico
fundamental para entidades como Baja California Sur, ya que encuentra en el
turismo su principal detonante de bienestar y progreso sustentable.
Con datos duros en la mano, Arturo
Rubio Ruiz me dijo que de acuerdo con las cifras que le han aportado los
representantes de los sectores vinculados al ramo, se elaboró un documento que
será presentado ante la Comisión de Pesca de la Cámara de Diputados, y en donde otros destacan datos relativos
a la pesca deportiva.
¿Por qué? Bueno, porque esta actividad genera miles de empleos bien
remunerados en destinos turísticos de sol, mar y playa como Los Cabos, La Paz y
Loreto, aquí en Baja California Sur; Mazatlán, en Sinaloa, Puerto San Carlos,
en Sonora, Ensenada, en Baja California, Manzanillo en Colima, Riviera de
Nayarit, Campeche, Chiapas, Guerrero, Vallarta en Jalisco, Michoacán, Oaxaca,
Quintana Roo, Yucatán, Boca del Río en Veracruz y así sucesivamente en otros
lugares.
Además ha sido un motor de
desarrollo y crecimiento económico junto con el turismo. Por ejemplo, solo en el Municipio de Los Cabos la pesca
deportiva genera más de 24 mil empleos; destacando que el 90 por ciento de los
prestadores de servicios son microempresas y que la derrama económica por viaje
de pesca deportiva supera los 35 mil pesos. ¡Quihubole!
Ahora bien, me explicaba el mismo Arturo Rubio
Ruiz que la salud poblacional del pez dorado en aguas del Pacífico Mexicano
ha ido disminuyendo ante los embates de la pesca comercial ilegal en estos
litorales, ello –obviamente- con la complicidad de ex funcionarios
públicos de otras administraciones para su venta en los mercados nacionales
y de Estados Unidos.
Aunado a lo anterior, destaca que el pez dorado es parte de la
cadena alimenticia de varias especies adicionales como el marlin y el pez vela,
por lo que al liberarlo y con la falta de artes de pesca selectivas, se dañará a todas las especies del
ecosistema, ya que al ser un pez pelágico altamente migratorio, la captura
en cualquier parte del litoral del Pacífico le afecta a los destinos que han
sabido aprovechar el recurso sustentablemente.
Por otra parte, cabe decir que ni la exclusividad de las
cinco especies destinadas de manera reservada a la pesca deportiva desde 1972,
-incluido el pez dorado- han sido la causa de la situación de pobreza de algunos pescadores
ribereños de México, ni tampoco la pobreza de algunos pescadores ribereños
del Pacífico Mexicano se van a resolver liberando al pez dorado a la pesca
comercial.
Por lo que podríamos concluir que la verdadera causa de la precaria
situación económica de algunos pescadores ribereños fue provocada en buena
medida por la corrupción y el mal manejo de las especies destinadas a la pesca
comercial -más de 600 especies de
pescado y mariscos- aunado ello a la falta
de inspección y vigilancia.
Pero también la explotación realizada por parte de los intermediarios,
la falta de ordenamiento y planes de manejo y las artes y métodos de pesca que
se utilizan para ciertas pesquerías, han sido factor de lo que se está
viviendo, por lo que bien valdría la pena preguntar a la magnánima diputada federal
Claudia Valeria Yáñez Centeno que la motivó a presentar la iniciativa de
reforma a la Ley General de Pesca
para eliminar al pez dorado del listado de especies reservadas en exclusiva a
la pesca deportiva, porque la verdad a muchos nos suena que hay bastantes pesos
y centavos de por medio en este asunto; por lo que mejor quien esto escribe
seguirá BALCONEANDO. . .
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