Corría el mes de septiembre del
2018 -para ser precisos, el día 27- cuando asumió el cargo de presidente
municipal de La Paz, Rubén Gregorio Muñoz Álvarez emergiendo de Morena, tras su
triunfo el primer domingo de julio de ese mismo año, y daba a conocer los
integrantes de que lo acompañarían en los próximos 3 años (le quedan dos) para
tratar de dar resultados, los que prometió en campaña. Todos, nos dimos cuenta
de que gran parte de su gabinete, le fueron impuestos por el “vicegobernador”
Víctor Castro Cosío, por lo que muchos se atrevieron a pronosticar que este
gobierno municipal, no funcionaría, ya que este “equipo de trabajo”, no
trabajaría al lado del alcalde, sino del funcionario federal en su afán de
promover su ambicionada candidatura a la gubernatura en el 2021.
Quienes participamos de este
señalamiento, no nos equivocamos. Ahí están los resultados. Y los más
afectados, hemos sido los ciudadanos al recibir unos deficientes servicios
públicos municipales, de los que ya, en entregas anteriores hemos dado cuenta;
recolección de basura, mal alumbrado, las calles llenas de baches, escasez de
agua con o sin tandeo -aunque este último de manera pésima-, y con pretendidos
aumentos en las contribuciones fiscales al ayuntamiento.
Los pronósticos, no eran alentadores
para el gobierno de Muñoz Álvarez. Se le insistió en la necesidad de realizar
cambios o ajustes al interior de su gabinete, o despedir a aquellos que no le
estaban dando resultados. Llegó a su primer año de gobierno, y tomó la
decisión. Prescindir de aquellos que no le estaban funcionando tanto a la
ciudadanía como a su proyecto político, pues estaban sirviendo a otro patrón,
al vicegobernador Castro Cosío, con recursos financieros emanados de las
contribuciones ciudadanas, es decir, sus sueldos, los pagaba el pueblo, una
doble traición, pues ni servían al alcalde ni atendían a la ciudadanía en
materia de servicios.
El despido, creemos que
justificado, tal y como lo expresó el documento que se les extendió al momento
de separarlos del cargo, “por falta de confianza”, pues tuvo un año para
conocerlos, para saber de ellos y… para tomar esa determinación.
Se supone, que desde el momento
en que asumen por primera vez una responsabilidad como servidores públicos en
una administración municipal, por ética, deben firmar un documento sin fecha de
renuncia voluntaria, para que en este caso el jefe, pueda disponer del tiempo
que va a laborar, si funciona en el cargo o prescinde de ella, en el momento
que lo disponga. Así, ha pasado en otras administraciones, en otros gobiernos,
de diferentes colores e ideologías, y así como llegan, se van, ya sea porque no
funcionaron, o porque trabajan para otro proyecto político, como es el caso que
nos ocupa.
Y eso pasa, cuando operan las
famosas “cuotas de poder”, y en este caso, los despedidos forman parte, desde
que entraron a la administración municipal, de otro proyecto político que no es
el de Rubén Muñoz Álvarez, sino de Víctor Castro Cosío, y ahora entendemos el
por qué de tantos malos resultados.
Y en esta vasta experiencia en
las lides periodísticas, hemos vitos pasar a personas en diferentes cargos
administrativos en el gobierno estatal como en los gobiernos municipales o
federales. Y los despedidos, el 100 por ciento de ellos optaban por hacer mutis
y prácticamente desaparecían del escenario político o público, porque sabían
que era mejor así, que dar explicaciones del por qué su despido.
Sin embargo, en esta ocasión, los
despedidos montaron su show, precisamente acompañados de la gente a la que
estaban sirviendo desde las oficinas del ayuntamiento de La Paz, uno, sobrino
del “vicegobernador” Víctor Castro Cosío, tratando de defenderlos, su sobrino y
regidor Pavel Castro Ríos, todos ellos, despotricando al que no consideraron su
jefe, durante un año, al que estuvieron engañando, de que “estaban con él”.
Por todos los medios intentaron
demeritar la acción del alcalde Muñoz Álvarez, pero la justificación del
despido ya había corrido como reguero de pólvora, “por falta de confianza”, y
así, dejaron la nómina municipal: María Teresa Ruiz Soto, quien ocupaba la
Oficialía Mayor; Diana Gavarain Acevedo, la dirección de Atención Ciudadana;
Fernanda Villarreal González, la dirección de Catastro; Patricia Meza Castro,
la dirección de Desarrollo Económico; David Moyrón Quiroz, la coordinación de
Gestión Urbana; Jesús Manuel Guzmán Flores, la dirección de Proximidad Social y
Seguridad Pública y, Víctor Martínez de Escobar, la dirección municipal de la
Zona Federal Marítimo Terrestre. Alguno de ellos, se dedicaron a través de redes
sociales, a atacar a su ex jefe, como en su momento lo hacían contra
representantes de los medios de comunicación, que en lugar de trabajar por lo
que el pueblo les pagaba, defendían posturas políticas de su verdadero jefe
político, de Víctor Castro Cosío.
Pero ello nos dio a entender que,
si no funcionaron como “funcionarios municipales”, mucho menos entienden cómo
es la política, y cómo, es la función pública, y si no funcionas, vas pa’
fuera, y esto, es lo que les pasó.
Y bien lo dijo Rubén Muñoz, cuando
dio a conocer a quienes ocuparon esas vacantes, “la renovación del gabinete
municipal, ante el comienzo del segundo año de gobierno, es con la firme
convicción del fortalecimiento de un equipo de trabajo que sirve a la
ciudadanía, y que debe, en todo momento, mostrar resultados tangibles ante las
demandas ciudadanas, el desarrollo imparable de la sociedad y acorde a los
temas de actualidad que competen a la instancia municipal”, y aclarando, “no a
otros jefes”, como lo venían haciendo.
Por ello, nombró como encargados
de despacho en tanto no sean sujetos a la validación del Cabildo, a Maricela Chávez Gámez, en la
Dirección General de Desarrollo Económico; a Dionicio Silva Bustamante,
encargado de la Oficialía Mayor; y José Luis Loa Vega, al frente de la
Dirección de Catastro.
En tanto que quienes asumieron
las titularidades de; Atención Ciudadana, Refugio Navarro Romero; Nolzuly
Almodóvar Gracia en la Dirección de Protección Civil Municipal; Leonardo
Graciano, será Coordinador de Delegaciones, y Susana Rubio, Directora de Zona Federal
Marítimo Terrestre (ZOFEMAT). Solo falta el despido del director de Servicios
Públicos Municipales.
Si trabajaban para otro en el
ayuntamiento de La Paz, es decir, mientras que el gobierno municipal les pagaba
para atender los proyectos de Muñoz Álvarez, ¿por qué trabajaban para otro que
no era ni Rubén Muñoz ni el pueblo? Eso, aquí y en China, se llama deslealtad,
y no tienen calidad moral para protestar por su despido.
La sociedad espera, a partir de
ahora, con esos nuevos nombramientos, resultados concretos, que a quienes Rubén
Muñoz les dio la confianza para trabajar en los próximos dos año, empiecen por
responderle a la ciudadanía, precisamente con el mejoramiento de los servicios
públicos a los que constitucionalmente esta obligado a otorgar el Ayuntamiento,
de lo contrario, que también, si no dan resultados, que los despida, pero que
no se tarde mucho para hacerlo, como sucedió con los anteriores, porque la
ciudadanía, ya se cansó de tanto esperar.
Vamos a dejar para otra entrega,
este conflicto político entre Rubén Muñoz Álvarez y Víctor Castro Cosío, como
resultado de los despidos de estos alfiles del famoso puchas el falso.
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