lunes, 21 de octubre de 2019

Micrópolis / Las deslealtades hacia Rubén Muñoz




Bertoldo Velasco Silva

Corría el mes de septiembre del 2018 -para ser precisos, el día 27- cuando asumió el cargo de presidente municipal de La Paz, Rubén Gregorio Muñoz Álvarez emergiendo de Morena, tras su triunfo el primer domingo de julio de ese mismo año, y daba a conocer los integrantes de que lo acompañarían en los próximos 3 años (le quedan dos) para tratar de dar resultados, los que prometió en campaña. Todos, nos dimos cuenta de que gran parte de su gabinete, le fueron impuestos por el “vicegobernador” Víctor Castro Cosío, por lo que muchos se atrevieron a pronosticar que este gobierno municipal, no funcionaría, ya que este “equipo de trabajo”, no trabajaría al lado del alcalde, sino del funcionario federal en su afán de promover su ambicionada candidatura a la gubernatura en el 2021.


Quienes participamos de este señalamiento, no nos equivocamos. Ahí están los resultados. Y los más afectados, hemos sido los ciudadanos al recibir unos deficientes servicios públicos municipales, de los que ya, en entregas anteriores hemos dado cuenta; recolección de basura, mal alumbrado, las calles llenas de baches, escasez de agua con o sin tandeo -aunque este último de manera pésima-, y con pretendidos aumentos en las contribuciones fiscales al ayuntamiento.

Los pronósticos, no eran alentadores para el gobierno de Muñoz Álvarez. Se le insistió en la necesidad de realizar cambios o ajustes al interior de su gabinete, o despedir a aquellos que no le estaban dando resultados. Llegó a su primer año de gobierno, y tomó la decisión. Prescindir de aquellos que no le estaban funcionando tanto a la ciudadanía como a su proyecto político, pues estaban sirviendo a otro patrón, al vicegobernador Castro Cosío, con recursos financieros emanados de las contribuciones ciudadanas, es decir, sus sueldos, los pagaba el pueblo, una doble traición, pues ni servían al alcalde ni atendían a la ciudadanía en materia de servicios.
 
El despido, creemos que justificado, tal y como lo expresó el documento que se les extendió al momento de separarlos del cargo, “por falta de confianza”, pues tuvo un año para conocerlos, para saber de ellos y… para tomar esa determinación.

Se supone, que desde el momento en que asumen por primera vez una responsabilidad como servidores públicos en una administración municipal, por ética, deben firmar un documento sin fecha de renuncia voluntaria, para que en este caso el jefe, pueda disponer del tiempo que va a laborar, si funciona en el cargo o prescinde de ella, en el momento que lo disponga. Así, ha pasado en otras administraciones, en otros gobiernos, de diferentes colores e ideologías, y así como llegan, se van, ya sea porque no funcionaron, o porque trabajan para otro proyecto político, como es el caso que nos ocupa.

Y eso pasa, cuando operan las famosas “cuotas de poder”, y en este caso, los despedidos forman parte, desde que entraron a la administración municipal, de otro proyecto político que no es el de Rubén Muñoz Álvarez, sino de Víctor Castro Cosío, y ahora entendemos el por qué de tantos malos resultados.

Y en esta vasta experiencia en las lides periodísticas, hemos vitos pasar a personas en diferentes cargos administrativos en el gobierno estatal como en los gobiernos municipales o federales. Y los despedidos, el 100 por ciento de ellos optaban por hacer mutis y prácticamente desaparecían del escenario político o público, porque sabían que era mejor así, que dar explicaciones del por qué su despido.

Sin embargo, en esta ocasión, los despedidos montaron su show, precisamente acompañados de la gente a la que estaban sirviendo desde las oficinas del ayuntamiento de La Paz, uno, sobrino del “vicegobernador” Víctor Castro Cosío, tratando de defenderlos, su sobrino y regidor Pavel Castro Ríos, todos ellos, despotricando al que no consideraron su jefe, durante un año, al que estuvieron engañando, de que “estaban con él”.

Por todos los medios intentaron demeritar la acción del alcalde Muñoz Álvarez, pero la justificación del despido ya había corrido como reguero de pólvora, “por falta de confianza”, y así, dejaron la nómina municipal: María Teresa Ruiz Soto, quien ocupaba la Oficialía Mayor; Diana Gavarain Acevedo, la dirección de Atención Ciudadana; Fernanda Villarreal González, la dirección de Catastro; Patricia Meza Castro, la dirección de Desarrollo Económico; David Moyrón Quiroz, la coordinación de Gestión Urbana; Jesús Manuel Guzmán Flores, la dirección de Proximidad Social y Seguridad Pública y, Víctor Martínez de Escobar, la dirección municipal de la Zona Federal Marítimo Terrestre. Alguno de ellos, se dedicaron a través de redes sociales, a atacar a su ex jefe, como en su momento lo hacían contra representantes de los medios de comunicación, que en lugar de trabajar por lo que el pueblo les pagaba, defendían posturas políticas de su verdadero jefe político, de Víctor Castro Cosío.

Pero ello nos dio a entender que, si no funcionaron como “funcionarios municipales”, mucho menos entienden cómo es la política, y cómo, es la función pública, y si no funcionas, vas pa’ fuera, y esto, es lo que les pasó.

Y bien lo dijo Rubén Muñoz, cuando dio a conocer a quienes ocuparon esas vacantes, “la renovación del gabinete municipal, ante el comienzo del segundo año de gobierno, es con la firme convicción del fortalecimiento de un equipo de trabajo que sirve a la ciudadanía, y que debe, en todo momento, mostrar resultados tangibles ante las demandas ciudadanas, el desarrollo imparable de la sociedad y acorde a los temas de actualidad que competen a la instancia municipal”, y aclarando, “no a otros jefes”, como lo venían haciendo.

Por ello, nombró como encargados de despacho en tanto no sean sujetos a la validación del  Cabildo, a Maricela Chávez Gámez, en la Dirección General de Desarrollo Económico; a Dionicio Silva Bustamante, encargado de la Oficialía Mayor; y José Luis Loa Vega, al frente de la Dirección de Catastro.

En tanto que quienes asumieron las titularidades de; Atención Ciudadana, Refugio Navarro Romero; Nolzuly Almodóvar Gracia en la Dirección de Protección Civil Municipal; Leonardo Graciano, será Coordinador de Delegaciones, y Susana Rubio, Directora de Zona Federal Marítimo Terrestre (ZOFEMAT). Solo falta el despido del director de Servicios Públicos Municipales.

Si trabajaban para otro en el ayuntamiento de La Paz, es decir, mientras que el gobierno municipal les pagaba para atender los proyectos de Muñoz Álvarez, ¿por qué trabajaban para otro que no era ni Rubén Muñoz ni el pueblo? Eso, aquí y en China, se llama deslealtad, y no tienen calidad moral para protestar por su despido.

La sociedad espera, a partir de ahora, con esos nuevos nombramientos, resultados concretos, que a quienes Rubén Muñoz les dio la confianza para trabajar en los próximos dos año, empiecen por responderle a la ciudadanía, precisamente con el mejoramiento de los servicios públicos a los que constitucionalmente esta obligado a otorgar el Ayuntamiento, de lo contrario, que también, si no dan resultados, que los despida, pero que no se tarde mucho para hacerlo, como sucedió con los anteriores, porque la ciudadanía, ya se cansó de tanto esperar.

Vamos a dejar para otra entrega, este conflicto político entre Rubén Muñoz Álvarez y Víctor Castro Cosío, como resultado de los despidos de estos alfiles del famoso puchas el falso.



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