BALCONEANDO
Por Alejandro Barañano
Parece que muchos se han “olvidado”
de aquella mañana del mes de abril, cuando se reportó a los números de
emergencia del “Puerto de Ilusión” un
robo consumado en las oficinas del Sistema
para el Desarrollo Integral de la Familia Municipal, y donde el hampón o los
hampones, se llevaron una suma de dinero que se guardaba en una caja fuerte.
Pero para los que no ha pasado
inadvertido todavía el asunto, evocan con claridad que de acuerdo con los primeros informes sobre los hechos registrados en
las oficinas que se ubican en el cruce de las calles Ignacio Ramírez esquina
Nayarit, arribaron los agentes de la Procuraduría
General de Justicia del Estado para entrevistarse con los trabajadores,
los cuales dijeron, mientras tomaban nota los investigadores, que habían
descubierto abierta la caja fuerte en la
cual aseguraron se tenía dinero en efectivo.
Con el paso de las horas y
conforme corrieron las primeras indagatorias, se puntualizó que el monto de lo robado ascendía a los 130
mil pesos; pero hasta este momento se desconoce porque o de donde resultó ese
recurso que se tenía resguardado en dicha caja fuerte violentada, iniciando con
ello todos los procedimientos respectivos, pidiéndoles a los trabajadores que
se retiraran del lugar en tanto que se acordonó el perímetro de las oficinas
del Sistema DIF Municipal.
También fue así, que solo cabría
recordar que apenas tenía unos cuantos días Marco Antonio
Pérez Márquez al frente del DIF Municipal, y que la única declaración ante este hecho que ha realizado fue que se habían
interpuesto las demandas correspondientes en la Procuraduría General de Justicia del Estado y que las
investigaciones estaban en curso.
Asimismo, el recién ungido titular del DIF, explicó que se brindarían todas
las facilidades necesarias a las autoridades para que se esclareciera el atraco,
pues se había que atentado en contra los bienes públicos del Ayuntamiento, pero
tal parece que no fue cierto pues nada ha sucedió al respecto.
Sin embargo, unos días después, quien dio una posible pista sobre rapacería
fue el tercer regidor del Ayuntamiento de La Paz y también secretario de la
Cuenta de Hacienda, Patrimonio y Cuenta Pública del Cabildo, José María Avilés Castro, quien calificó
el evento como una “desafortunada coincidencia”, pues la sustracción en la caja fuerte fue justo después de que se
solicitará un informe financiero por quien en ese entonces era la titular del
organismo, sobre todo porque desde hace 365 días atrás Rubén Gregorio Muñoz Álvarez no ha reactivado la Junta de Gobierno
que regula las actividades de la institución. ¡Quihubole!
Y es que para quien no esté
enterado o lo haya olvidado, el Sistema
para el Desarrollo Integral de la Familia de La Paz no recibe únicamente
recursos del mismísimo Ayuntamiento sino también obtiene donativos de
particulares y organismos benefactores, lo que da a pensar a más de tres que
podría haber “gato encerrado” en esto pues parece no hay mucho interés por
aclarar el saqueo.
Y lo digo porque se supone que debería de existir una cuenta bancaria abierta
para depositar los recursos del DIF Municipal de La Paz, pues como
organismo descentralizado maneja dinero propio y este debe ser transparentado, pero aquí –en el caso del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia- tal parece que no se lleva ninguna de las
normatividades que son obligatorias.
¿Pero qué ha pasado con todo
ello? Nada, absolutamente nada, pues el hoy director del Sistema para el
Desarrollo Integral de la Familia, Marco
Antonio Pérez Márquez, ha enmudecido y está aplicando sin disimulo alguno la
infalible táctica de “espérame tantito”
ante los medios de comunicación que buscan una respuesta, rechazando con ello toda
posibilidad de ser entrevistado para aclarar o cuando menos decir que avances
existen en torno al famoso latrocinio ocurrido en la caja fuerte, y de donde se
aseguró que se sustrajeron 130 mil pesos en efectivo, y que de los cuales nadie
sabe o quiere decir algo sobre tan “desafortunada
coincidencia”; por lo que mejor quien esto escribe seguirá BALCONEANDO. . .
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