Peluqueria " El
Arbolito".
Por: Lic.Miguel Suarez Reyes
Nació en Zináparo, Michoacán en el año de 1929, siendo el
mayor de los 8 hijos de los señores José Herrera Molina y María Marquéz
Camacho.
Enrique desde muy joven salió de su tierra natal a trabajar a
los campos de cultivo en los Estados Unidos, en búsqueda de mejores condiciones
de vida.

Ya asentados ahí en el Valle de Santo Domingo su padre le
escribió una carta expresándole su deseo que se viniera al territorio de Baja
California Sur donde había oportunidad de trabajo, y fue así como él llegó a
estas tierras al reencuentro con su familia.
En sus inicios se dedicó junto con su familia a las labores
del campo pero su verdadero oficio era de peluquero, por lo que se prepara en
esa actividad, inició cortando el pelo a niños, jóvenes y adultos de la colonia
“San Antonio”.
Ya establecido con su familia paterna y con una actividad
definida, toma la decisión de ir a Michoacán en al año de 1962 a casarse con la
señora Elena Alaniz Cabello, después de contraer nupcias regresaron a Baja
California Sur.
A su regreso y ya casado no llegan a la colonia “San Antonio”
sino a “el crucero” donde Enrique un hombre previsor había comprado un lote
ubicado en la calle Hidalgo donde actualmente vive su esposa, inicialmente
construyó unas paredes sólo con un techo y las ventanas cerradas con ladrillos
sobre puesto.

En la peluquería “El arbolito” brindó atención especial a los
niños, siempre los premiaba con un dulce o una paleta, eso sí, con la condición
que permanecieran quietos al momento del corte de pelo, tuvo clientes como el
Ingeniero Vinicio de la Llave, Benito Bermúdez Coronado, Rodolfo Montaño entre
muchos más. En su oficio de peluquero atendió a casi todo todos los habitantes
del crucero.
Un día a la semana asistía al 17 regimiento a realizar cortes
de pelo.
Enrique y su esposa Elena procrean seis hijos, Hortensia que
es maestra, Miroslava educadora, Rosa Elia secretaria en el Instituto Mexicano
del Seguro Social, María Teresa trabajadora social quien actualmente administra
el negocio familiar, Braulio técnico en electricidad quien se desempeña como
encargado de un establecimiento comercial en el puerto de Loreto y Enrique. Con
su esfuerzo y dedicación a casi todos sus hijos les dio una carrera
profesional.
Enrique pronto se percató de la necesidad de brindar servicio
de hospedaje, en ese momento el Valle de Santo Domingo se encontraba en gran
auge económico debido a la actividad agrícola y decidió trasladar a su familia
a un domicilio ubicado en la calle 20 de noviembre con la finalidad de dividir
su casa en varias habitaciones y así poder brindar el servicio de hospedaje y
baños de renta.
Fue creciendo el negocio y le compró a su vecino Julio López
un medio lote para construir su casa y se trajo de nuevo a su familia al
domicilio inicial para estar más cerca de su trabajo. Fue así como Enrique se
empezó a ampliar en la actividad de la hotelería, construyó poco a poco más
habitaciones y empleó a su familia, sus hijos hacían labores de limpieza de las
habitaciones, su esposa de lavandería, él de peluquero en el día y por las
noches se turnaba de velador.
Enrique fue una persona producto de la cultura del esfuerzo,
emprendedora, así fue como terminó su instrucción primaria estudiando por las
tardes en la escuela primaria Revolución de 1910, además aprendió inglés
tomando un curso por correspondencia. Fue una persona alegre, amigable, gran
conversador, dentro de sus aficiones cantar, bailar y tocar la guitarra,
amenizando las fiestas familiares y de amigos.
Algunos de sus entrañables compadres; Francisco Muñoz “el
satélite”, Enrique Mundo, Eleazar Pérez Melgoza y Alejandro Saldaña.
Su esposa recuerda varia anécdotas, una de ella es que cuando
vivía en la colonia “San Antonio” en casa de sus papas había una gata llamada
Josefa la cual parió tres cachorros, sin embargo su papá no los quería y le
pidió que los tirara, pero él en un gesto de humanidad y en una fiesta que
organizó los pone muy monos con moños y los rifa entre los asistentes ganándose
el cariño y afecto de todos.
Enrique salía de compras al mercado y llegaba tarde porque
era un gran conversador y se entretenía platicando con sus amigos.
Otro negocio que tuvo fue el de compra y venta de granos y
semillas guardándolas en una habitación que habilitó como almacén.
Enrique falleció en el año 1983 a consecuencia de la
enfermedad de diabetes. Dejando un gran legado y ejemplo a su familia de
trabajo, tenacidad y trato humano a sus semejantes.
Actualmente su esposa Elena y su hija María Teresa atienden
el negocio de hotelería que él un día inició.
Enrique Herrera Marquéz QEPD hombre que aportó mucho al
desarrollo del Valle de Santo Domingo.
Fuente de información: Entrevista realizada por el Lic.
Miguel Suarez Reyes a la señora Elena Alaníz Cabello
Fecha: Martes 30 de septiembre de 2014
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