jueves, 6 de julio de 2017

MARÍA LUISA GURZA DE JONGHE




HISTORIAS NO CONTADAS DEL VALLE DE SANTO DOMINGO

Comparto un excelente trabajo de investigación y recopilación de mi amigo Miguel Suarez Reyes.

MARÍA LUISA GURZA DE JONGHE
Por: Miguel Suarez Reyes
María Luisa Gurza De Jonghe nació en 1934, en la Ciudad de México, D.F., sus padres Alfonso Gurza Falfán originario de Durango y su madre Ivonne De Jonghe Smedts, originaria de Bélgica.


Alfonso Gurza Falfán su padre, siendo un joven Militar en la Ciudad de México tuvo la oportunidad de asistir a Bélgica a estudiar por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional, impresionado no sólo por la belleza de su arquitectura, los monumentos y museos si no por la hermosura de sus mujeres, en Bruselas pronto se enamoró de Ivonne De Jonghe Smedts y contrajeron nupcias, posteriormente en 1932 al concluir sus estudios regresaron a la Ciudad de México donde establecieron su residencia y procrearon dos hijos: Leandro y María Luisa de apellidos Gurza De Jonghe, protagonista de nuestra bella historia.

Después de algunos años radicando en la Ciudad de México y por circunstancias del destino el matrimonio de los padres de María Luisa Gurza De Jonghe se disolvió, su madre Ivonne De Jonghe Smedts muy lejos de su tierra natal (Bruselas) y de su familia se vio obligada a buscar un empleo que le permitiera coadyuvar al sustento familiar y entonces hizo de una de sus grandes aficiones una actividad económica, se empleó como maestra de Piano de los jardines de niños en la Ciudad de México y años después se jubiló.

En el año 2006 su querida madre Ivonne De Jonghe es llamada a continuar deleitando con sus melodías en otra dimensión a nuestro padre celestial. A su vez su padre Alfonso Gurza Falfán en 1964 desempeñándose como General de División dentro del servicio militar, perdió una de sus más importantes batallas, pero esta vez la batalla por la vida y emprendió un largo viaje a disfrutar del reino de Dios.

María Luisa Gurza De Jonghe apoyada siempre por sus padres cursó sus estudios en la Ciudad de México y un día tuvo que tomar una de las decisiones más importantes de su vida, elegir la carrera profesional que forjaría y determinaría en gran medida su futuro, ella decidió “Ser maestra”, influencia por la profesión o actividad de su madre y sus inmensos deseos de enseñar a los otros, fueron algunos de los factores que considera determinaron su vocación en la docencia.

Fiel a sus ideales, en 1949 ingresó a una de las escuelas más prestigiadas en México la “Escuela Nacional para Maestras de Jardines de Niños” donde adquirió los conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para su ejercicio profesional.
 
En 1952 después de tres años egresó de su Alma Mater convencida que la docencia era la labor más importante y ennoblecedora del espíritu a la que se puede aspirar, que del trabajo de ella y del proceso educativo dependía la posibilidad de transformar vidas y encauzar historias, eso fue lo que la maestra María Luisa Gurza De Jonghe realizó en años posteriores en cada uno de los ciclos escolares donde tuvo la oportunidad de estar frente a un grupo de niños preescolares.

El jardín de niños “Elena Zapata” en la Ciudad de México por un periodo de 4 años fue el escenario donde vivencio las primeras experiencias docentes, aquellas que marcaron significativamente su hacer en el aula, donde puso en práctica lo aprendido y enfrentó los grandes retos de la tarea de una educadora.

En 1953 un año después de egresada y ejerciendo su profesión, se enamoró de Miguel Uribe Castro, un joven apuesto y excelente estudiante de Ingeniería Civil a quien conoció por unas amistades en común y estableció una relación de noviazgo.

Los padres de Miguel Uribe Castro viviendo en México habían comprado unos terrenos en el Valle de Santo Domingo a través de un tío que era el jefe del departamento de asuntos agrarios y colonización en la Ciudad de México, por tal motivo Miguel Uribe siendo muy joven en 1954 decidió venir a conocer e identificar las tierras que su familia había adquirido, acompañado por su tío viajaron a la Ciudad de La Paz en avión y posteriormente él con muchas dificultades por el acceso llegó al Valle de Santo Domingo, en esos tiempos por lo menos tardaban 8 hrs por las condiciones de la terracería.

La partida de Miguel Uribe Castro a Baja California Sur deja a la maestra María Luisa Gurza De Jonghe en profundo desasosiego, él promete regresar pronto y ella decide esperarlo, su corazón presentía que así sería.

Miguel Uribe Castro corroboró durante su estancia en el Valle de Santo Domingo que aquí se encontraban las condiciones idóneas para forjar un patrimonio, por lo que su tío regresó a la Ciudad de México y él se quedó a trabajar y producir en las tierras más generosas del territorio de Baja California Sur. Al principio llegó y rentó en La Ciudad de La Paz un cuarto y posteriormente se trasladó a la Laguna con Don Ponciano Álvarez.

La maestra María Luisa Gurza De Jonghe estaba segura de que un día Miguel Uribe Castro cumpliría su promesa y efectivamente después de dos años en septiembre de 1956 llegó a la Ciudad de México y tomaron la decisión de contraer nupcias por la iglesia y por el civil. Estos dos jóvenes aventureros, pero visionarios lo dejaron todo en la Ciudad de México, ella renunció a su plaza de maestra y él a su vez dejó definitivamente la carrera de ingeniero civil para venir a producir su rancho ubicado en la colonia Salvatierra, lote 34 del Valle de Santo Domingo. Con una sonrisa en su rostro y con gran felicidad María Luisa Gurza De Jonghe expresa “ahora me asusto por la decisión, pero en aquel tiempo no nos importó”.

Al llegar a territorio de B.C.S ella se quedó en la Ciudad de La Paz en un cuarto de renta y su esposo se trasladó al Valle de Santo Domingo a continuar sus actividades, sin embargo sintiéndose lejos de su familia y ante la necesidad de estar al lado de su esposo, viajó al Valle y llegó al rancho a vivir en un “jacal” que él habitaba.

El Rancho donde vivían en el Valle de Santo Domingo su esposo lo nombró Tlacoquemecatl, el nombre provenía de un barrio de la colonia del Valle en la Ciudad de México donde él nació y vivió, un lugar lleno de recuerdos y añoranzas.

En 1957 la vida le brindó la dicha de convertirse en madre por primera vez, viviendo la experiencia más gratificante de su vida al dar a luz a su hijo Luis Miguel y 11 meses después a su segundo hijo José María en 1958, recuerda que el primero nació en la Ciudad de La Paz a donde viajó para ser atendida y en el segundo parto fue asistida en su rancho por el Dr. Víctor Manuel Maya Rojas pionero en la Salud en el Valle de Santo Domingo. La maestra María Luisa recuerda con mucha claridad ese momento y dice “Mi esposo lo sentó y le dijo al Dr. Maya de aquí no te mueves”. Cinco años después en 1963 nació su hijo Francisco Xavier.

La maestra María Luisa Gurza De Jonghe estuvo dedicada estos años a su enorme responsabilidad de la crianza y cuidado de sus hijos pequeños, además de atender otras actividades como ama de hogar.

En el año de 1960 se trasladaron a vivir “al pueblo” a una casa que pertenecía a la dependencia de la colonización ubicada donde ahora se encuentran las oficinas de obras públicas, considerando que su esposo Miguel Uribe Castro además de trabajar en su rancho agrícola se desempeñaba como empleado de dicha dependencia en el pueblo esto facilitó el préstamo, aquí vivieron uno o dos años. Empiezan también a construir casa propia (la que hoy es su domicilio) con las dificultades que eso implicó al tener que llevar de la Ciudad de La Paz los materiales de construcción y en ocasiones hasta el albañil, pero en 1962 y en obra negra así la habitaron.

En esos momentos el cine variedades se ubicaba muy cerca de su casa, posteriormente también la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes cuya construcción se inició en el año 1965 aproximadamente. La calle de enfrente se convertía en un río en época de lluvias mismo que sus hijos y otros vecinos de su edad aprovechaban para jugar y bañarse.

Ya viviendo en “el pueblo” María Luisa Gurza De Jonghe, la maestra, siempre inquieta por ejercer su profesión y sobre todo aportar al desarrollo educativo del lugar, inició los trámites de solicitud para trabajar como maestra en el único jardín de niños que hasta ese momento se había creado en el Valle de Santo Domingo por la maestra Cristalina García García. Ella reconoce que conseguir la plaza en esos tiempos “era un albur”.

El primer jardín fundado se denominó Clotilde González que se ubicó en un área de Proveedora del Valle que le prestaron a la maestra fundadora Cristalina García, posteriormente llegó a suplirla la maestra Juanita Martínez Carballo a quien también le proporcionaron un espacio pequeño en calidad de préstamo en una casa y ahí trabajó algunos años hasta que le solicitaron el local y se vio en la necesidad de mudarse a los pasillos de la Escuela Primaria Revolución.

Así, la Secretaría de Educación Pública posteriormente contrató los servicios de la maestra María Luisa Gurza para que atendiera en conjunto con la Profra. Juanita Martínez Carballo a los niños en edad preescolar, considerando que la matrícula había aumentado considerablemente.

Pronto hicieron de los pasillos de la Escuela Primaria Revolución el espacio parar brindar a los niños experiencias de aprendizaje significativas, las incomodidades generadas por el viento, la tierra, el frio y los niños sentados en el piso eran solo una simple circunstancia pero no un obstáculo para brindar educación a los hijos de los colonizadores. La matrícula de niños que atendían era entre 40 y 50 divididos en los pasillos en dos grupos de 1º y 2º.

La maestra María Luisa Gurza con cierto aire de añoranza en su rostro evoca las condiciones en las que daban clases en este entonces y dice “eran unas condiciones terribles, pero pues imagínese yo tenía 26 años y sobre todo un gran ímpetu”

A pesar del paso de los años guarda en su mente y en su corazón cada uno de los rostros de los niños que asistieron a sus clases.
Como docente la maestra María Luisa Gurza fue una gran líder del trabajo comunitario, formada en una mística de la responsabilidad para atender las demandas y necesidades del contexto, un día se vio en la necesidad de organizar a los padres de familia para crear espacios físicos adecuados y atender a los niños, es importante resaltar que en esos momentos la matrícula había ascendido hasta 60 alumnos por cada grupo.

Los padres de familia del Valle de Santo Domingo independientemente de su oficio, nivel socioeconómico y origen tenían conciencia de la importancia de que los niños asistieran al jardín, se mostraron siempre dispuestos a colaborar, así empezaron a ofrecer y regalar ladrillos, cementos, varillas, láminas de asbesto, etc. El lote fue una donación que hiciera su esposo que trabajaba en la dependencia de la colonización y ellas también como maestras realizaron una diversidad de actividades para obtener recursos económicos (té canasta, bailes, desfiles de modas, etc.)

En el terreno donde hoy se encuentra el jardín de niños Clotilde González construyeron dos cuartos que se pintaron de azul y un baño, con techo de lámina de asbesto, y en ese jardín bajo estas condiciones la maestra María Luisa Gurza atendió con mucha dedicación a cientos de alumnos hijos de los Pioneros del Valle de Santo Domingo.

Recuerda con una sonrisa en su rostro que afortunadamente un día llegaron a visitarlas los de CAPCE y les hicieron un llamado de atención o regañada “espantosa” porque el jardín de niños no cumplía con las condiciones reglamentarias, refiriéndose a las características de la construcción y a partir de ahí se hicieron cargo del nuevo edifico, sin tener el año exacto, ella cree que fue en el año 1964 cuando se realizó la construcción de 3 aulas del jardín de niños Clotilde González ubicado en la calle Javier Mina. Años después se fundó el jardín de niños Grecia y Club de Leones, es decir estos tres fueron los jardines pioneros.

Al contar con más aulas se generó la necesidad de contratar una maestra y es así como llegó la reconocida maestra Irma Peláez, la maestra Juanita Martínez Carballo ya entonces fungía como directora y a su vez también atendía grupo. Después de algunos años la directora del plantel solicitó su cambio a la Ciudad de La Paz y María Luisa Gurza en 1965 asumió el cargo de directora que desempeñó con gran éxito, posteriormente también estuvo el cargo como inspectora y después inspectora de sector que abarcaba hasta Mulegé.

La maestra María Luisa Gurza una profesionista siempre objetiva, en 1990 supo que había llegado el momento de cerrar un ciclo en el ámbito profesional y dar oportunidad a que las nuevas generaciones asumieran la responsabilidad de continuar dándole rumbo y sentido a la educación en el Valle de Santo Domingo. Respetada y admirada por muchos dejó un importante legado principalmente a sus alumnos, padres de familia, compañeros maestros y directivos quienes tuvieron la oportunidad de conocerla.

Con su proceso de jubilación que cambió su vida profesional también vino un suceso familiar que la llenó de tristeza, su compañero de vida Miguel Uribe Castro falleció. Aun cuando su corazón no estaba listo para verlo partir, a través de los años Dios le brindó la fortaleza necesaria. Con un brillo en sus ojos aquel que solo aparece cuando se hace referencia a la persona amada, la maestra María Luisa Gurza lo define como un gran padre de familia, un esposo ejemplar de carácter alegre, bromista y a su vez fuerte, una persona que supo consolidar grandes amigos entre los que destaca la familia Duran, Marco Antonio Núñez, Sergio Félix, Crisóforo Salido, Alfredo Almada y Ricardo García, este último se desempeñó como constructor responsable de la obra del hotel Maribel.

En su rol de madre su mayor legado es haber formado tres grandes profesionistas egresados del Tecnológico de Monterrey, Luis Miguel ingeniero mecánico electricista, José María Ingeniero agrónomo zootecnista y su hijo Francisco Xavier también agrónomo zootecnista.

La maestra María Luisa Gurza siempre preocupada y dispuesta por colaborar en las actividades de gran sentido humano en beneficio de la sociedad comundeña perteneció al Club Rotario desarrollando actividades altruistas, a su esposo aquí lo conocían como “Zorba”, además participó como tesorera de los desayunos escolares de 1962 a 1966 que se ofrecía a decenas de niños que acudían a degustar un guisado preparado por la señora Sarita Flores, el comedor era rustico pero suficiente para atender con calidez a quienes asistían, la presidenta de dicho programa era la señora Lilia de Covarrubias esposa del Lic. Armando Covarrubias gerente de BANRURAL. Cuando se crea el Club de mujeres profesionista y de negocios fue nombrada secretaria del mismo. De 1992 a 1998 fue tesorera del Patronato Pro mejora de los Panteones del Municipio de Comondú, A.C.

María Luisa Gurza “la señorita Marilú” como la conocían es una decana de la educación preescolar en el Valle de Santo Domingo donde habita actualmente, considera que una de sus grandes satisfacciones es reencontrarse después de 50 años con sus exalumnos que se acercan para saludarla y expresarle que ella fue su maestra, rostros que su mente desdibuja por el paso del tiempo pero que aún inquietan su alma, causándole una gran emoción.

Hoy viviendo una etapa de plenitud de su vida no se pregunta respecto a qué le brindó ella al Valle de Santo Domingo, sino qué le dieron estas benditas tierras y su respuesta contundente es “Todo”, tanto que nunca hubo deseos de regresar a vivir a su tierra natal.

En su ser, convivió la esposa, la madre y la profesionista, la trilogía que solo es posible cuando se poseen actitudes y valores como la responsabilidad, la honestidad, la lealtad, el compromiso pero sobre todo la fe.


Entrevista realizada por el Licenciado Miguel Suarez Reyes a la Maestra María Luisa María Luisa Gurza De Jonghe

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