Por: Víctor M.
Villavicencio
Yo si les gua platicar como estuvo el mitote ese de los vales
que lotro día anduvieron por aquí.
Resulta de que ya tráibamos varios días encaramados en el caballete de
la sierra, mi compadre Panchón y yo buscando unas reses; una josca de mi
compadre y una charolain mía que se nos habían enmontado y salimos a
buscarlas y ya nos andaba cargando la
fregada, porque tráibamos poca agua y ganas de regresarnos, porque las dichosas
vacas no aparecieron y fue entonces cuando nos encontramos a los vales esos que
nos dijieron que eran antropófagos y escribidores y quesque eran chilangos y
que andaban perdidones.
Por cierto que nos pegaron un buen susto: ya estaba pardiando
y nosotros estábamos en el paraje, pensando en volver al rancho, cuando vimos a
los dos compas aquellos, vestidos con trajes ramiados, como los que se ponen
los guachos cuando salen a campiar y pasan por el rancho jediendo a chivo
corretiado. Ah pos estos vales traiban también
un montón de colguijos y unas botas hasta las rodillas y unos liachotes
en la espalda, en donde cargaban cámaras de retratos, comida, tendidos,
medecinas y muncho tilichero.
Hubiera visto vale el cochinero que tráiban pa prender la
lumbre, pero luego luego hicieron café y comida de lata y desa de sobrecito y
quesque es intastania y nos brindaron y si estaba buena pues y mas que se nos
hizo porque uno nunca prueba esas cosas.
Nos estuvieron contando una sarta de tarugadas de que andaban
buscando unas pintas de los indios y nos empezaron a querer planiar de que las
pintas que están por "Las Tinajitas" tenían como un chingal diaños y
que si había habido indios pero que ya se habían muerto, que los volcanes
mataron un animalero que se hicieron piedra por allá por el rumbo de "La
Calera".
Y cuando estábamos comiendo junto a la lumbrada, hicieron un
retrato desos que salen lueguitito y mi compadre Panchón salió rechistoso y yo
salí con los ojos cerrados.
Cuando acabamos de comer nos brindaron unos tragos de unas
pachas envueltas en unos trapos verdes y si nos cayó bien el alcor. Luego uno
dellos se quedó serio y muy pensativo y prendió una cachimba que olía muy
bonito y se puso a'blar.
-"Por fin,
después de tantos años de búsqueda, de peregrinar por los recónditos caminos de
la mente, he logrado reconciliarme con mis sueños... he logrado poner al
corriente mis ideas, aquí en este lugar extraviado del planeta..."
Y así siguió muncho rato hablando como solo, como si no
estuviéramos nadie allí y su compañero lo miraba a él y a nosotros y medio se
reía y el otro seguía habli'able:
-"Este
paisaje al que me siento mimetizado, integrado, como si fuese uno de esos
heroicos cactus que me rodean, junto a estos depauperados, con quienes hoy
tuvimos la fortuna de compartir momentos imperecederos..."
Mi compadre Panchón estaba muy atento a lo que decía, pero
tampoco le estaba entendiendo y el otro vale estaba muy distraído, como que ya
estaba acostumbrado a esas cosas. Nomás
se medio reía.
Tomamos más tragos y entonces el vale que estaba serio nos
platicó lo de los indios y no sé cuántas cosas de los brujos y de los entierros
y de los piratas y la mera verdá es que yo le creiba muy poco.
Viera nomás que cosas tan bonitas nos dijo de las pintas
perrustres y por lo que vi, el compa Panchón, estaba también muy retemocionado
oyendo la plática del vale aquel.
-"Después de
cientos de estudios, no hemos podido establecer con exactitud la edad de estas
grafías, pero nuestra hipótesis más fiable nos hace suponer una antigüedad
aproximada a los diez mil años, esto es, antes del último movimiento migratorio
que se dio a Mesoamérica. Es muy probable que alguno de esos grupos se haya
internado en la península, pero que las condiciones geográficas les hayan
impedido retomar el rumbo y de ahí provino el estancamiento. Es también factible, que alguno de esos
grupos, poseedores de un cultura diferente, hayan producido esos espléndidos
trabajos..."
Pos sepa la bola lo que haiga estado diciendo, pero lo decía
con munchísima seguridá y la mera verdá es que a mi casi me convenció.
A'lora de dormir, destendieron unas talegotas como huladas y
se metieron adentro y al ratito hubiera visto: era una sola roncadera la que
traiban.
Al amanezca nos alevantamos el compa y yo y los vales seguían
dormidos. Hicimos café de chivato y sacamos unos burritos y unos relingos de
queso de apoyo que nos quedaban y en eso se alevantaron y les brindamos y si
quisieron pues y si les gustó muncho la comida y estuvieron diciendo otro
montón de cosas,
quesque eso era muy autómata y que muy original y dijeron
otra palabra que no voy a decir, porque se miace que es grosería.
Y luego nos quedamos un buen rato platicando de muchas
simplezas del rancho y uno de ellos sacó un cuadernito y empezó a'puntar no sé
qué cosas que porque nosotros hablábamos muy raro y a nosotros se nos hacía
retechistoso como hablaban ellos.
Y al rato alevantamos el paraje con todo y todo y cuando ya
nos ibamos pal'rancho, nos dijieron que si no les ayudábamos
a buscar las dichosas pintas, nomás por ese día y si fuimos pues y como
nosotros conocemos muy rebién el terreno y como mi compadre Panchón dijo que el
siacordaba de que había visto unas pintas como las que ellos decían, pues pa'
despuecito del medio día ya las habíamos encontrado y hubiera visto, los amigos
se pusieron como locos, tomando retratos y apuntando cosas en los cuadernitos y
haciendo medidas y sacando cuentas y poniendo aparatitos y se nos hizo tarde y
nos quedamos a dormir allí mismo y fue como la otra noche, pero estaban
retelurios y nos daban las gracias munchísimas veces y nos echamos varios
tragos y volvimos a comer comida desa quellos traiban y nos dormimos todos muy
tarde y a la mañana siguiente nosotros nos fuimos al rancho y ellos se quedaron
allí quesque a marcar el camino y no sé cuántas cosas más. Y así estuvo todo,
sin quitarle ni ponerle nadita de nada.
Pero resulta que l'otro día no voy sabiendo que allá por el
rumbo del "Chicural", había un montón de gente quesque porque habían
encontrado no sé qué tesoro y que andaban muy retealborotados con la cuestión
esa, pero nunca semiocurrió creer quera de lo mismo, hasta que mi compadre
Panchón fue pa'quel rumbo y le dijieron que había una bola de gente quesque
porque habian hayado unas pintas de indios. y que asegún le dijieron que iban a
hacer un camino desde "El Paloblancar", que p'a que vengan los
gringos y no se cuanta gente más a conocer las pintas.
Y yo tenilla munchas ganas de ir, pero si traiba amontonado
el quiacer y pasó munchísimo tiempo y hasta la semana pasada pude ir y fue
conmigo mi compadre Panchón y ya está una maquinota haciendo el camino y aquello
parecía un pueblo de tantísima gente y por todos lados había ramadas y casitas
de trapo y un montón de aparatos y allí fue donde nos dimos cuenta que los
vales que nosotros conocimos se andaban creyendo muncho quesque porque eran los
meros descubridores y que los echaron al periódico con retrato y todo dellos y
de las pintas y en el periódico decía que habían batallado tantísimo p'a
encontrar las pintas...
"...Mas
adelante el eminente investigador apuntó que: "No fue fácil ubicar el
sitio exacto y tuvimos que librar una gran cantidad de escollos, para realizar
este descubrimiento que, modestia aparte, representa una aportación de
dimensiones incalculables a la investigación histórica del Noroeste
Mexicano..."
Y abajo del retrato de los dos vales: "Los brillantes
investigadores que llevaron a cabo el sorprendente descubrimiento"
Y una bola de cosas que daban risa y la mera verdá es que
yo si me encabrité, porque que les
costaba decir cómo es que pasaron las cosas y no andar con esas mentiras.
Si bien le dije yo a mi compadre que nada bueno iban a traer
esos vales, porque que van a saber porque los indios iban a andar
pintarrajiando las cuevas y los cantiles, quesque p'a dejar algo que quiere
decir algo. Yo crioque pintaron lo que pintaron porque les dio la gana y porque
a lo mejor no tenillan otra cosa quiacer y luego estos, queriendo saber que
pasó y cómo pasó y 'ora nomás sirve p'a que venga una bola de gente a espantar
los animales, a tumbar matas, a tirar basura y a robarse las chamacas de los
ranchos.
Si desde la vez que los encontramos mi compadre y yo y que
nos dijieron queran antropófagos y escribidores y quesque asegún eso queran
chilangos y no sé cuántas cosas más, yo supe que no era cierto. A mi semiace
que eran tagualilas y que nos quisieron hacer pendejos...
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