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En el marco de la temporada
de huracanes 2021, investigadora de la UABCS habla acerca de este tipo de
fenómenos que año con año afectan a las costas mexicanas
De acuerdo con la Dra. Eleonora Romero Badillo, profesora
investigadora de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), la
palabra “ciclón” tiene su raíz en el griego Kiklon
que significa “círculo en movimiento”, entonces, en términos generales, se usa
para referirse a cualquier masa de aire que gire alrededor de un centro de baja
presión.
En esencia se refiere a
fenómenos naturales que combinan bajas presiones y fuertes vientos y, debido a
la rotación de la tierra, adquieren un movimiento en espiral que se da en
sentido contrario a las manecillas del reloj en el hemisferio norte y en el
sentido de las manecillas del reloj en el hemisferio sur.
De acuerdo con la
investigadora universitaria, a este primer momento se le denomina depresión
tropical, que es la primera fase de un ciclón, pero a medida que el movimiento
se va intensificando por la liberación de calor puede convertirse en una
tormenta tropical, que es cuando presenta vientos entre los 63 y 118 kilómetros
por hora; y si se dan las condiciones necesarias y los vientos superan los 118
kilómetros por hora, decimos que se ha formado un huracán.
Según la Dra. Eleonora
Romero, éstos se clasifican en 5 categorías que dependen tanto de la presión
atmosférica como de la velocidad de los vientos, escala desarrollada en 1969
por un ingeniero civil de nombre Herbert Saffir, y también por el director del Centro
Nacional de Huracanes de Estados Unidos, Robert Simpson.
“Cuando tenemos
vientos entre 119 y 153 kilómetros por hora, tenemos un huracán de categoría 1;
de entre 154 y 177 kilómetros por hora, categoría 2; entre 178 y 209, categoría
3; entre 210 y 249, categoría 4; y en el momento que superan los 249 kilómetros
por hora, tenemos un huracán de categoría 5”, detalló.
En cuanto a la
temporada de ciclones, la catedrática de la UABCS reveló que, en la cuenca del
Atlántico, que es una de las que afecta al país, inicia el 1 de junio y termina
el 30 de noviembre; mientras que en la del Pacifico nororiental, que tiene
incidencia en BCS, inicia el 15 de mayo y termina el 30 de noviembre, aunque hizo
hincapié en que estas fechas pueden extenderse.
“Por ejemplo, este año
la temporada de ciclones se adelantó. Ya tuvimos la primera tormenta tropical
que se llamó Andrés y se formó el 9 de mayo, dispersándose poco después. Aunque
fue muy cortita, alcanzó a ser una tormenta tropical y con ello dio inicio la
temporada de huracanes 2021”.
En cuanto a su
nominación, dijo que, al alcanzar la categoría de tormenta tropical, los
fenómenos reciben el nombre de una lista que está formulada por el Comité de Huracanes
de la Organización Meteorológica Mundial.
Antiguamente, se les denominaba
con base en el santo del día que se había formado, y durante la Segunda Guerra
Mundial se empezó a usar un código en orden alfabético para facilitar la
rapidez en la transmisión de las abreviaturas.
Posteriormente, en
1953, el Servicio Meteorológico en Estados Unidos adoptó el uso de nombres de
mujer en orden alfabético, pero en 1978, a solicitud de un movimiento feminista
en el país, fueron incluidos en las listas también los de hombres, de manera alternada.
A partir de ello se
elaboró una lista potencial que abarca seis temporadas, o sea que cada seis años
se repiten los mismos nombres, aunque cabe aclarar que no se utilizan las
iniciales Q y U, pues hay pocos nombres con estas letras.
Cuando un huracán es
muy intenso y causa muchos daños, su nombre se elimina de la lista y ya no
puede volver a utilizarse como homenaje a las víctimas. Así sucedió con fenómenos
como Florence, Michael, Pauline y Odile. En estos casos, se sustituye por otro
con la misma letra, apuntó Romero Badillo.
En este momento que ya
estamos dentro de la temporada, la profesora investigadora recomendó a la
ciudadanía estar muy atenta e informada sobre este tipo de fenómenos y siempre
seguir las indicaciones que dicten las autoridades competentes, subrayando que,
si bien pueden causar serios daños, también pueden traer otros beneficios, como
en el caso de nuestro estado que presenta gran estrés hídrico y son los ciclones
quienes comúnmente proporcionan la mayor cantidad de precipitación al año.
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