viernes, 2 de abril de 2021

El síndrome Mulegé

 


 Por Víctor M. Villavicencio 

 

 Ante los ojos de sus habitantes el pueblo empezó a desaparecer, las torres de la iglesia se fueron encogiendo, las calles perdieron su dimensión y las casas redujeron su tamaño y su importancia.  Las autoridades del lugar contrataron a una comisión de científicos expertos, que con la cautela del caso tomó medidas, realizó estudios, investigó en forma minuciosa. 

 

Aquello parecía irremediable el lugar se esfumaba.  Los habitantes como siempre, culparon al cacique, a los gringos, a los comunistas y a los fayuqueros, pero nadie daba fe cabal de las causas ni podía fundamentar sus acusaciones. 

 

La comisión de investigadores dictaminó que no se encontraron indicios, ni había antecedentes de un caso similar y que "quizá todo se debía a un conjunto de problemas qua al amalgamarse dieron origen a esa situación alarmante; entre otras cosas señalaron que tal vez parte del asunto radicaba en que los moradores se habían bebido el futuro de un sorbo y los científicos se marcharon atropelladamente, antes de perderse también. 

 

Entonces los jefes políticos, con esa sabiduría que da el poder, decretaron que en torno al caserío se levantara una cerca para evitar que el fenómeno terminara por borrar todo y a todos del mapa.  Se dispuso que nadie podía entrar o salir.  Bajo ningún pretexto. 

 

La solución fue acertada pues al paso del tiempo todo recobró su sitio y su tamaño, sin embargo, empezaron a llegar noticias del exterior en las que se hablaba de comunidades enteras sepultadas por la guerra y de otras que habían aparecido en la geografía mundial y ante la intriga de algunos moradores inquietos las autoridades decían que aquellos puntos nuevos sobre el mapa no era ciudades recientes, sino defecciones de moscas. 

 

Años después de comenzado el encierro un grupo de jóvenes incitados por los informes de fuera y por una curiosidad ilimitada, decidieron conocer el mundo. 

 

Así, se armaron de alicates, rompieron la cerca y salieron a conocer lo que había más allá de la barrera y con ojos de canario recién liberado anduvieron los caminos y las ciudades y determinaron los límites del pensamiento impuesto por sus mayores.  Con asombro encontraron que la perspectiva del Universo era igual afuera que dentro de la cortina y entusiasmados regresaron a contar sus experiencias. 

 

 

 

NOTA: Éste relato tiene tres finales: 

 

Uno feliz, uno trágico y uno diferente. 

 

 

PRIMER FINAL: Cuando los jóvenes volvieron comunicaron su hallazgo a los vecinos y cerraron la cerca para siempre. 

 

SEGUNDO FINAL: Cuando volvieron encontraron que toda la gente tenía la cabeza llena de telarañas y los ojos cubiertos de musgo.  Por las calles circulaban forasteros que saqueaban tiendas, casas, edificios y todo.  Entonces decidieron volver a cerrar la cerca, pero ya era tarde, el mundo se había metido al pueblo y lo destrozó y llenaba calles y parques de puestos de vendimias, de vendedores de la buena suerte, de pordioseros y de todo lo demás. 

 

TERCER FINAL: Este espacio quedará en blanco para que cada uno de ustedes escriba un final diferente... 


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