BALCONEANDO
Por Alejandro Barañano
La madrugada de ayer domingo una furiosa tormenta sorprendió al puerto
de Cabo San Lucas dejando hasta el momento –de manera oficial- una
persona sin vida y otra más lesionada, esto al ser arrastradas por las broncas
aguas de los arroyos que se formaron.
Curiosamente en los momentos de
más apuro para cientos de familias cabeñas, Jesús Armida Castro Guzmán,
la mujer que cobra quincena tras quincena por disque fungir como alcaldesa de
Los Cabos, no apareció por ningún lado y con ello comenzaron las primeras especulaciones,
pues nadie sabía a ciencia cierta o quizá simplemente no querían decir nada
sobre su paradero. ¿Por qué? No lo
sabemos.
Esas sorpresivas lluvias de
las que en un principio hablamos –por
momentos incluso torrenciales- fueron
efecto de una baja presión que se formó en la parte sur de la media península, y
que comenzando azotar al municipio de Los Cabos en las primeras horas de la
madrugada de ayer con efectos que se sintieron principalmente en el puerto
turístico de Cabo San Lucas.
Tan fuertes fueron las precipitaciones que cayeron, que varios
vehículos fueron literalmente arrastrados por las bravías afluentes que
atravesaron la ciudad porteña, principalmente esas que normalmente desembocan
en la zona centro; y además de ello se informó que habrían cuantiosos daños
materiales en la invasión ahora denominada "Andrés Manuel López Obrador"
que está aledaña a la colonia Chulavista, y de donde se supo se logró
rescatar a una persona por elementos del Cuerpo
de Bomberos.
Por desgracia una mujer perdió la vida; una fémina que trabajaba en uno
de esos lujosos hoteles de aquella región, la cual fue llevada por las aguas
hasta que su cuerpo pudo ser recuperado por el rumbo de la calle ampliación Leona
Vicario de la colonia Lomas del Sol; y mientras todo esto sucedía se
continuaba sin conocer el rastro de Jesús Armida Castro Guzmán, o sea
que seguía desaparecida.
Por su parte Protección Civil comenzaba a dar aviso a la ciudadanía que
se encuentra en las zonas vulnerables de Cabo San Lucas sobre los refugios
temporales que se implementaban cerca de sus hogares; entre ellos la Escuela
Primaria “Lázaro Cárdenas del Río” de
la colonia Las Palmas; la Escuela Primaria “Fernando
Cota Sandez” y la Escuela “Héroes de
1847”, ambas en la colonia Lomas del Sol, las cuales recibían ya a los
primeros damnificados. Pero de la “desaparecida”, ni pista se tenía.
Pasaron las horas y tuvo que ser el Secretario General de Gobierno, Álvaro De la Peña Angulo, quien acompañado
de personal de la Coordinación Nacional de Protección Civil; del subsecretario
del ramo en la entidad, Carlos Alfredo
Godínez León, así como del tesorero municipal Rigoberto Arce Martínez, inicio los primeros recorridos de
evaluación de daños por las colonias afectadas tras el registro de las copiosas
lluvias que se registraron.
Así, y a pesar de la “evaporación”
de Jesús Armida Castro Guzmán,
las autoridades de los tres niveles de gobierno se pusieron a trabajar coordinadamente
para atender la sorpresiva contingencia que se había dado y arrancaron de
inmediato –para empezar- con la
limpieza de vialidades y la atención
directa a la población quien fue la que sufrió los embates de la naturaleza
perjudicando su patrimonio.
Sin embargo, y con todo ello, quedaba claro que Jesús Armida Castro
Guzmán mostraba una vez más su incapacidad y su falta de voluntad para cumplir
cabalmente con sus obligaciones, compromisos y tareas asignadas por la sociedad
cabeña, pues no le importó –o al
menos así lo demostró- lo intrascendental que es para ella la seguridad del
pueblo al que juró proteger y servir, y que con ese desinterés dejaba en claro no que no puede ni sabe cumplir con sus juramentos
y deberes.
Ojalá que Jesús Armida Castro
Guzmán revalore de una vez por todas sus escalas de prioridades, pues se
notó claramente que está mal organizada y que rompe totalmente con el orden
social establecido como correcto, mostrando que no es capaz de asumir el cargo
asignado y mucho menos garantizar su cumplimiento; por lo que mejor quien
esto escribe seguirá BALCONEANDO. . .
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