¿Qué hay
en la cara oculta de la Luna?
La Luna es el satélite natural de la tierra y da una
vuelta al planeta en aproximadamente 28 días, lo cual explica de alguna manera los
meses que hoy se emplean, aunque con el tiempo se representarían en el
calendario con ciclos de 30 ó 31 días.
Una
característica de nuestro satélite natural, es que tarda el mismo tiempo en
moverse alrededor de la Tierra que en girar sobre su propio eje, lo que provoca
que nosotros sólo podamos ver una cara y a la otra, que está oculta, se le
conozca coloquialmente como “el lado oscuro de la Luna”.
De hecho, existen
diversos mitos sobre esta parte no observable desde nuestro planeta, como por
ejemplo que en dicha zona existen instalaciones secretas de gobierno, teorías
extraterrestres u otras teorías conspiracioncitas.
Según indica el
profesor investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, Miguel
Ángel Norzagaray Cosío, debido a la imposibilidad de comunicación directa con
el lado oculto, las misiones a la Luna siempre han alunizado en el lado que sí podemos
ver.
Además se han
realizado misiones para orbitarla para hacer estudios de diferente índole, como
mapeos precisos o mediciones de fuerza gravitacional. Esto ofrece la
posibilidad de comunicación con la cara oculta, al menos durante las horas que
la sonda que orbita es visible para la misión que alunice, relató.
Sin embargo, China,
uno de los países que más ha invertido en el estudio de este satélite, logró
poner una sonda espacial durante diciembre de 2018, en un sitio llamado L2,
donde los objetos se mantienen estables de manera natural y tienen el lado
oculto visible al menos durante medio mes.
“Queqiao”, como
se denomina, permitió finalmente establecer comunicaciones con el rover “Chang’e-4”,
que alunizó con éxito el 3 de enero de este año en la cara oculta de la Luna.
Resultado de
esto, el investigador mencionó que se puso en práctica un interesante
experimento que llevó a la germinación de unas semillas en la Luna, claro, en
condiciones controladas dentro de la sonda.
Lo importante de
ello, refiere, es que a pesar de que anteriormente ya se habían hecho pruebas
para germinar semillas en el espacio, esto sólo había sido posible en
laboratorios que orbitan la Tierra, así que es la primera vez que ocurre este
hecho en el satélite natural; significando un gran avance en la investigación
aeroespacial.
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