Por Azucena Meza
Más allá de la verdad real, de lo fundado o de lo legalmente
probado en un juicio, está la verdad de los mercaderes de la política que
usufructúan con los principios históricos de aquella dialéctica ateniense,
consumidos por la retórica sofista, y que hoy le dan un valor agregado a la
campaña electoral 2018 en México. Se trata de los “nuevos sabios políticos”,
que hoy verborrean en el discurso y se acreditan en la democracia, a quienes
quiero llamarles, mercaderes de la verdad, pues trafican entre las opiniones,
la replica itinerante entre un medio y otro, la lógica sofista, que estriba en
una mentira repetida una y otra vez, volviéndose ésta perceptiblemente verdad.
Los antiguos sofistas de la Grecia (siglo V a.C.), eran muy
bien conocidos como los grandes filósofos, teniendo incluso una importante
influencia en la juventud ateniense de aquellos tiempos, por sus grandes
cualidades en la retórica y en la dialéctica, no obstante, su finalidad era
totalmente diferente a la tradicional búsqueda de la verdad de los sí
prestigiados filósofos de ese tiempo como lo fueron Platón, Sócrates y
Aristóteles, pues para los sofistas, lo trascendental era obtener un alto
prestigio político y valor monetario. Por lo tanto, la verdad de los
considerados sofistas de aquellos tiempos, era más un movimiento altamente
lucrativo, lo que devino en la manipulación del discurso, con argumentos
relativos, donde surgieron las convenientes famosas expresiones que hoy
conocemos bien como ,”todo es relativo”, “el hombre es la medida de las cosas”
“cada individuo percibe el mundo a su modo y conveniencia”, entre otras, que
hicieron de este movimiento del pensamiento sofista, exista un abuso exagerado
en el uso de las opiniones, no importando si éstas eran con o sin fundamentos,
absurdas o no, ciertas o falsas.
Es así como resulta interesante retomar este pensamiento,
pues hoy vemos en la contienda electoral 2018, como en la clase política e
incluso en las instituciones públicas de gobierno como la PGR, se han visto
involucrados en protagonizar el gran discurso de la verdad relativa, es decir,
la basada en sus opiniones, y no la construida en el fundamento y el proceso
legal, concediendo a la estrategia de campaña del partido en el gobierno, en
este caso el PRI, el aplicar estos viejos principios de la dialéctica
ateniense. Así vemos por ejemplo, este último caso de RICARDO ANAYA, que sin
existir una cita para declarar ante la PGR como implicado por algún delito de
lavado de dinero, como públicamente así lo han aseverado los mercaderes de la verdad
y que justo, en estos momentos se le ha construido un discurso itinerante en
todos los medios de comunicación nacional y local, dando amplio margen a la
construcción de una retórica sofista, consumiendo la idea la noción, de lo que
se percibe, de lo que se cree que es, de lo que se piense que puede ser, la
idea del hubiera. Nociones relativas que no argumentan una verdad, sino que
operan en la clandestinidad de la legalidad, al no existir un delito que
perseguir por parte de la PGR, o al menos, que así se haya anunciado, para que
en este caso, RICARDO ANAYA, sea sometido a un proceso judicial o de
investigación por el delito de lavado de dinero.
Contrario a ello, lo que sí ha hecho la Procuraduría General
de la República (PGR) prestarse a realizar una conferencia de prensa donde
aparecen los empresarios DANIEL RODRÍGUEZ Y ALBERTO GALINDO, revelando
supuestamente que habían diseñado un esquema de lavado de dinero a petición de
MANUEL BARREIRO CASTAÑEDA, desde luego que, con este acontecimiento de carácter
mediático y no legal, la PGR abre las puertas para que operen abiertamente los
mercaderes de la verdad para que el discurso de lo relativo y de las nociones,
entren a la contienda electoral, generando amplios márgenes para la suspicacia
y la manipulación mediática, en perjuicio de una persona y de la presunción de
inocencia que pueda haber, que en México no existe. Esa es la justicia que
impera, la que se esgrime en un medio de comunicación y no ante las instancias
legales.
El mercadeo del discurso sofista del que los priistas se han
apropiado para el caso ANAYA, evidentemente tiene nombre y apellido, se llama
ESTAFA MAESTRA, cuya patente esta en los archivos de la impunidad y se resiste
a entrar al cabildeo de lo mediático, como así está postulándose con el caso
ANAYA, con la diferencia de que en la ESTAFA MAESTRA, existen observaciones
puntuales por la AUDITORÍA SUPERIOR DE LA FEDERACIÓN (ASF), en relación a los
desvíos millonarios de recursos públicos, y al momento, no se ha hecho nada.
En este sentido, es claro como el PRI trafica actualmente con
un discurso sofista, ahí tenemos el ejemplo claro en voces como la del SENADOR
JAVIER LOZANO y el Ex SECRETARIO DE SEP AURELIO NUÑO, quienes se han convertido
en unos auténticos mercaderes de la verdad.
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