viernes, 7 de octubre de 2016

LA TOLEDO Y EL PADRE JUAN


Eliseo Santana A.

Cuento corto, de “terror y misterio”, se aproxima  Halloween.
                                    
Estaba La oficial Toledo intentando comerse una torta de jamón con queso y muuucho chile jalapeño sentada el su cuadrimoto, a punto de dar la primera mordida se da cuenta de un vehículo que viene zigzagueando , deja sus sagrados alimentos sobre el tanque de gasolina, se levanta sus Ray Ban, no, lo puede creer, como conduce el tipo, ve su reloj Cartier, son 11 de la mañana, muy tarde para andar amanecido y muy temprano para andar borracho, piensa .

Por precaución enciende su cuadri, no se vaya a dar a la fuga, se dice a si misma, guarda la torta en las alforjas,  se baja los anteojos (para parecer más imponente), saca su silbato, lo hace sonar y con la mano derecha le marca alto al conductor.

Tranquilamente el conductor se detiene.

Qué bueno que no se dio a la fuga, piensa la oficial Toledo, casi no traigo gasolina, hace una semana que no nos dan combustible, desmonta solemnemente con su libreta de infracciones en la mano, muy en su papel, pero o sorpresa el conductor es alguien que conoce, El Padre Juan.

¿Cuántas misas lleva padre? pregunta en tono sarcástico y sonriendo un poco, porque parece que se le pasaron los traguitos de vino de consagrar…

 El sacerdote se pone colorado de coraje y le dice:
 ¿Pasaronnn? miiis… sotánas, Alma Guadalupe (conocía su nombre porque el la había bautizado), y ni pienses que vengo borracho, lo que venía haciendo, era sacarle la vuelta a tanto pinch… bendito bache que hay en las calles de la ciudad.


Avergonzada, la oficial sabiendo que era verdad lo dicho por el sacerdote, se disculpó con el padre, y este le dice:

Y te quiero ver en misa el domingo, hace mucho que no vas.

Todo lo anterior es ficción, menos los  pinches baches que tenemos en la ciudad, estos son muy reales, peligrosos y a los ciudadanos nos cuestan mucho dinero cuando nuestros autos caen en estos cráteres y truenan las llantas, se les joden las juntas o rompen las quijadas.

 ¿Para cuándo dios mío, para cuándo?
Diría el padre Juan.
¿A poco no les da miedo?
Caer en un profundo y obscuro bache y que se raje una llanta, me daría terror pagar dos o tres mil pesos por una nueva, ¿y, si se te joden las juntas homocinéticas? “pior” diría mi nana, por eso, esto es un cuento de terror, el misterio es saber cuándo empezaran a tapar los pinches baches.






No hay comentarios:

Publicar un comentario