viernes, 24 de abril de 2015

LOS TRANSBORDADORES


 Muchos de los que vivimos y estudiamos fuera recordamos aquellas largas filas en la terminal de Mazatlán para conseguir boleto.

 Cansados, desvelados después de un incómodo viaje en algún autobús Tres Estrellas De Oro, de esos que cuando estaban detenidos y con el motor encendido “ronroneaban” acompasadamente, los que regresaban de la CD. de México eran los más “molidos” en ocasiones hacían hasta 24 horas, era una proeza viajar en esos “olorosos” y sofocantes camiones.

 Ya, en la terminal del “Ferry “no faltaba que te encontraras algún amigo, conocido o pariente que también andaba fuera, abrazos y pláticas de aventuras y peripecias trascurridas en el tiempo que se dejaron de ver y luego la lucha por conseguir un boleto de “SALON,” los más baratos de $50.00.

 En época de vacaciones era muy, muy difícil, la verdad creo yo, es que creaban una “escases artificial” para venderlos más caros, finalmente tenías que dar una “propina” a alguien para que te lo consiguiera, claro que no siempre sucedía, pero era común.

 Después de conseguir el preciado boleto, y si te sobraba algo de dinero (casi no sucedía, la mayoría de los estudiantes llagaban con la viada) te ibas con algún compañero a recorrer Mazatlán en “Pulmonía “y a tomarte una cerveza en alguna cantina como El Toro Manchado o a la cantina que estaba casi contra esquina del correo, el truco era que tenía que ser a medio día, pues daban botanas, casi siempre camarones secos o “pajaritos” fritos acompañado con algún caldo de pescado, pagabas dos cervezas y la comida era “gratis”.

En la tarde tenías que regresar a abordar el barco, regularmente partía a las cinco de la tarde y debías subir mucho antes, cuando llegabas, largas filas de pasajeros abordando, el ruido y ajetreo de los camiones de carga subiendo, y ese olor que me intrigo mucho tiempo y no podía saber que era lo que olfateaba cuando partía y llegaba el barco, nunca olía a eso en travesía, tiempo después lo averigüé; Resulta que las primeras cuerdas o cabos de amarre que originalmente traía el trasbordador La Paz, esas muy gruesas y trenzadas, eran de cuero de vaca, y al contacto con el agua y permanecer guardadas en el tambucho adquirían su característico, apestoso y desagradable aroma .

 Continuando con el abordaje, los lugares estaban enumerados (en salón) pero cuando no te tocaba asiento, era necesario estar muy “vivo” para apoderarte de algún sillón en el comedor y poder pasar la noche sin estar tirado en el suelo, pero si eras vago y querías ir a la Disco del barco casi siempre perdías tu lugar “ganado” en el comedor y terminabas en la popa, cantando y bebiendo tequila hasta el amanecer con los amigos.

 En alguno de los viajes pude ver, a los cientos de personas que venían a trabajar en las labores agrícolas en el Valle, y Los Planes eran de Oaxaca, Michoacán, Guanajuato, Etc., familias enteras rifándoselas por subsistir, valientes, fuertes, abnegados y firmes, siempre los admire por su entereza.
 La verdad es que yo resentía estar mucho tiempo fuera, extrañaba mi tierra, el momento de regresar era lo mejor que podía pasarme en el año, contaba los días que faltaban pera que sucediera.

 Amanecía, y un ligero cambio en el ritmo de los motores me hicieron despertar, Salí a popa y a estribor el rojo, el granate, el carmín y el purpura en el horizonte, nubes grises con penachos brillantes bloqueaban los primeros rayos del sol, dejábamos la Isla Cerralvo atrás, en la proa Espíritu Santo usada como lienzo por el rey de los astros, luciéndose, pintando sus cerros de muchos tonos y colores, creando un efecto mágico, un espectáculo ver la isla coloreada y envuelta por la bruma.

 Una fresca y perfumada briza llega de tierra, damiana, orégano, guatamote y tierra húmeda todo combinado, huele a monte de mi tierra, ese olor, es único.

 Un Ding Dong de “campanas” en el alta voz del barco, una voz muy familiar se dirigía a mí, me da la bienvenida, Y me decía…“X E N T radio la paz, desde la Colina del sol, frente a las playas del mar bermejo”.


Me dan ganas ganas de llorar, pero no lo hago porque estoy feliz… YA ESTOY EN CASA.

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