Así resulto el proceso de designación del senador Ricardo Barroso.
Poco terso, ríspido y arrugado, las partes definitivamente no llegaron a un
consenso, tal es así que ninguno de los otros dos contendientes se ha
pronunciado en forma clara y abierta, es
obvio que no quedo todo aclarado y que aún falta “detalles” que explicar.
Ponerse de acuerdo será como querer quitarle las arrugas a un perro
Sharpei.
El primer reto de Barroso, será lograr la unidad dentro de su partido, convencer a sus
propios correligionarios... ¿Podrá?
Lograr una “unidad” real, no de los dientes para afuera.
Si no supera esta prueba le será casi imposible persuadir al resto de los
ciudadanos que lo apoyen, pues lo ven con desconfianza después de Homologar el IVA, apoyar a las
mineras, votar por las reformas que nada bueno han traído a los ciudadanos
sudcalifornianos.
Ya veremos.
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